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Sábado 20 de Abril del 2024 11:07

Así se hace pedazos el “manifiesto” de Felipe Ward

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Opinión del conocido Periodista de Antofagasta TV, Iván Ávila, donde responde a los dichos clasistas del jefe de bancada de la UDI, saca aplausos en las redes sociales. Algunos ya lo quieren en el congreso en lugar del parlamentario Opus Dei.

El polémico “manifiesto” del conservador diputado Felipe Ward, que publicara el diario La Tercera y en donde el parlamentario por Calama y Tocopilla se explayara hablando de temas tan profundos como que su placer culpable son las corbatas, que le gusta Myriam Hernández y que le agradaba la UDI porque sus líderes veraneaban juntos, usaban ropa parecida y tenían los mismos autos, no pasó desapercibido en las redes sociales donde en todo el país se criticó que personas superficiales, poco preparadas, clasistas y sin la más mínima cercanía con las auténticas necesidades de los chilenos, sean quienes toman las decisiones en el congreso.

Así fue como el destacado Periodista de Antofagasta Televisión, Iván Ávila, decidiera hacer también su manifiesto personal, donde le da una verdadera lección de redacción y de vida a uno de los políticos más conservadores del país, pero que no obstante el amplio rechazo que ostenta en la región, sigue empecinado en postularse como Senador por Antofagasta.

Mi Manifiesto

Ivan Ávila

Mi primer recuerdo de la infancia, es el miedo. En casa, mi padre y mi madre vivían con miedo a la represión de Pinochet, esa que muchos que hoy son senadores, diputados y ministros, avalaron y que ahora, gracias al Alzheimer de la política, reniegan, rechazan y condenan. Pero esas son cosas de la vida, no más, porque igual uno se entretenía con los amigos de la cuadra, sanamente, sin tener cerca a ningún cura de verga turgente ni tíos permanentes hablando mal chileno-alemán.

Cuando chico quería ser escritor; siempre fui malo para la pelota, pero me encantaba escribir historias de ciencia ficción mientras me sacaba los mocos y los pegaba en la cabecera de la cama. Después dejé de escribir y me puse a ver revistas porno y a pajearme hasta que el brazo se me durmiera. Nunca fui bueno para la pelota ni para el básquetbol ni para el béisbol. Claro, si tampoco había muchas multicanchas y las que habían eran una mierda o eran de los mormones, que es casi lo mismo que una mierda pero con santos de los últimos días. Ahora, no me rendí porque al levantar una piedra hubiera 20 mil huevones mejores que yo. Sepan que si uno se lo propone, cree y se esfuerza, puede ser mejor o al menos igualar a las alimañas que aparecen debajo de las rocas. Esa no es excusa para no aspirar a ser mejor.

Soy humanista, y las matemáticas las uso analizar estadísticas y tener fundamentos técnicos para defender mis ideas con cifras. También las uso para enseñarle a mi hijo que un 10% de la población concentra en este país el 90% de la riqueza y que eso se llama inequidad (por lo bajo)… Cuando sea más grande le explicaré que eso se llama explotación por parte de un grupo de CSM que se apropiaron del país durante la dictadura y que después siguieron siendo avalados por los gobiernos de la Concertación y hoy, por diputados, senadores, poder judicial y el propio Presidente.

Nunca milité en ninguna parte. Si me acerqué en diferentes momentos a la DC, al PS y a la “Jota”, cuando estaba en el Liceo B-13 de Antofagasta y en el ex – Pedagógico. Nunca formé centros de alumnos porque al final, el poder corrompe, aunque si hubiera habido una mina como la Carola Tohá o la Camila Vallejo, seguro que hubiera militado en cualquier cofradía espúrea de esas que tanto abundan en las universidades de Chile. Me gustan mis propios principios y no los que me imponga un partido, aunque suene soberbio. Quizás porque la única verdad es la búsqueda de la verdad y para eso, el camino hay que recorrerlo solo. Aborrezco de los líderes quizás porque les gusta que sus súbditos tengan los mismos autos, las mismas esposas (aunque éstas no sean tan “íntimas”), las mismas casas y la misma ropa… Como si fuera una dictadura comunista parecida a la que hay en China, donde el Partido quiere que todos sean iguales, menos los líderes que pueden disfrutar de todos los placeres que ofrece la corrupción.

Mi papá trabajaba en El Mercurio de Antofagasta. Todavía lo hace y es bien perro para trabajar. Yo dije alguna vez que sería más despreocupado y ahora todos dicen que soy el rey de sacar la vuelta… Quizás por eso, sirva para político.

No ataco a ninguna mujer descalificándola por su aspecto, procedencia o ideología. Si criticó a alguien trato de hacerlo con fundamento para generar debate y discusión (que harta falta le hace a este país) y no por una pataleta de niño malcriado que cree que puede hacer lo que se le venga en gana porque cuenta con la protección de los dueños del partido al que pertenece.

A mí me han descalificado por mi apariencia física. Por mis orejas, por mi forma de hablar, por mi tamaño. También por otras cosas: por sacarme los mocos, por andar a poto pelado en los pubs, por hablar muy fuerte y demasiado (este pez ha muerto muchas veces por la boca y cuesta harto sacarse los anzuelos), pero de cada descalificación se aprende y por último, la apariencia engaña y hasta los huevones rubios de ojos azules en algunas películas, son más malos que subir las fotos en pelota de la Vale Roth a Twitter.

Soy melómano. A través de la música, se puede tocar las fibras más sutiles y delicadas del alma y el intelecto y así, construir un futuro mejor para todos.

Mi placer culpable es masturbarme viendo YouPorn. Me puse vanidoso cuando llegué a trabajar en la tele, pero me dura mientras estoy en pantalla no más. Después, vuelvo a mis jeans, mis poleras negras y mis bototos.

Soy súper sibarita y por lo mismo, aborrezco la comida chatarra. Al igual que muchos chilenos, apenas tengo tiempo para tomar desayuno, almorzar o cenar, pero los fines de semana, me desquito gracias a que el sueldo que juntamos entre los dos con mi señora, nos alcanza para algunos placeres, como disfrutar de la buena mesa, del buen cine, de la buena música y de algunos días de relajo… Pero no puedo evitar pensar en esas miles de familia que, en primer lugar, no tienen idea del significado de la palabra “sibarita” y que después de explicárselo, se cagan de la risa, porque para ellos es un sueño darse esos lujos que algunos tanto apreciamos.

Mis papás afortunadamente, no se han separado, pero si lo hubieran hecho para estar mejor porque el amor se acabó (cosa que puede pasar aunque la iglesia diga lo contrario), bien por ellos. Conozco tantas familias separadas: padres, madres e hijos que han debido pasar por ese luto y que en la mayoría de los casos, han salido adelante. Hasta ahora, ninguno de ellos ha resultado ser un asesino en serie o un esperpento social por el hecho de pertenecer a una familia, digamos, disgregada.

No creo en el matrimonio para toda la vida entre un hombre y una mujer. El ser humano es cambiante, dúctil, hambriento de nuevas experiencias. Además, es un mamífero y por naturaleza, los mamíferos no son monógamos, salvo contadas excepciones. Si una pareja se casa y llega hasta sus últimos días junta, es algo para aplaudir y admirar, pero no todas las relaciones son iguales y es en esa diferencia en que nos reconocemos como seres humanos, con virtudes y defectos, aunque lo más importante es no volver a cometer los mismos errores y es ahí que estamos al debe.

Películas como Corazón Valiente y La Sociedad de los Poetas Muertos son una mierda. Las versiones cinematográficas de Los Miserables son un bodrio. Los Puentes de Maddison es la película romántica más mala que he visto en mi vida. Para romance del bueno, mejor ver Bonnie & Clyde, Perdita Durango o Relaciones Peligrosas… Esas son películas aunque, bueno, en gustos afortunadamente no hay nada escrito y la diversidad es una de nuestras más bellas características, pero sí debo reconocer que lloré con películas como El Oso, Baraka o 2001… Puta, fue de puro placer cinéfilo y no me arrepiento.

No creo que la ex Presidenta Bachelet sea una mala persona; al contrario, es una buena mujer, bien inspirada y una buena madre. No creo que sea incapaz de tomar decisiones ni que le falte de liderazgo para volver a gobernar. Lo que me da rabia es que la Concertación y la oposición en general no hayan sido capaces en casi cuatro años de darse cuenta de sus errores, de enmendar el camino, de sacar a los viejos e inútiles estandartes de la figuración pública y, en fin, de posicionar otros rostros en el ámbito político. Porque es el colmo para un grupo de personajes que se siente representante de los jóvenes y oprimidos, que aparenta estar en el ala más liberal y tolerante del estrecho espectro ideológico de este país, presentar por segunda vez consecutiva a un ex presidente como candidato. Eso es vivir jalando naftalina y tomado dipironas. Y fíjense que no me molesta su silencio porque calladita se ve más bonita y porque hay cientos que en estos años, se han condenado por sus propias palabras. A veces, es mejor escribir un haiku que una novela…

Y mejor ni hablar de cargos de poca utilidad, porque hay millones que todavía esperamos que varios diputados y senadores dejen de defender sus propios intereses, amodorrados en sus cómodos asientos en Valparaíso, y de una vez por todas legislen para quienes votaron por ellos y no para quienes financiaron sus sucias campañas.

Golborne cuenta con una trayectoria en el mundo privado, como empleado y como ejecutivo, lo que es un ejemplo de vida común y corriente. La diferencia es que tuvo esas ideas brillantes que sólo benefician a un grupete de adinerados comendatores y eso encumbró sus bonos por las nubes. Si es así como se obtienen activos políticos, prefiero ser un muerto de hambre.

Tengo un hijo y es putativo. De mí, sólo va a sacar parte de mi carácter, pero espero que también aprenda a defender sus ideales a brazo partido, a ser honesto hasta el final, a hablar con sabiduría, a aceptar a todos tal como son y a vivir la vida que le toque con alegría. Ojalá sea un hombre recto, consecuente y equilibrado. Mi pareja tiene los dos ojos del mismo color, lo que ayuda en su simetría perfecta. De personas de ojos de diferente color, sólo me acuerdo de David Bowie. Puta que me gustan sus canciones.

Voy al baño con el teléfono, duermo con el teléfono y nunca está a más de un metro de mí… de lunes a viernes. Los fines de semana, me desconecto porque le doy tiempo a la familia, a los amigos y cuando se puede, a la soledad. A algunos les hace tanta falta ese espacio para mirarse en el espejo y tirarse unas buenas chuchadas antes de seguir cometiendo errores. Y soy de los que prefiere andar con zapatos antes que con celular. Si se viene un tsunami, el Galaxy SIII no me va a servir para correr y menos, para sobrevivir unos días después.

Más que oler mal, la Concertación huele a muerto caminante. No han aprendido el rol de la oposición, tal como la Derecha no aprendió a gobernar teniendo 20 años de errores a la vista. La política en general se ha tornado violenta y antagónica.

Ya dije que me gustaba mucho escribir. Creo tener cierto talento y me gusta reflejar en palabras lo que pasa, pero trato de hacerlo con mucho cuidado, escogiendo bien cada término, revisando cada frase, para parecer relativamente coherente y exacto, no vaya a ser cosa que me jodan por escribir puras huevadas.

Soy ateo y a mi hijo, si bien no puedo inculcarle muchos valores morales, si trato de que aprenda de ética. La fe, creo, es algo que irá creciendo en él lentamente, pero más me importa que tenga esperanza en un mundo mejor para él y los demás. No creo que seguir las enseñanzas escritas por seres humanos acerca de un dios invisible y todopoderoso que condena a todo aquel que no lo ame sea lógico ni menos, transmitible, pero a pesar de eso, hago lo posible por que él busque su propio camino y si en una de esas, opta por creer en Cristo, Mahoma o Buda y es feliz con eso, bienvenido sea. Las cosas no dependen de un poder superior, sino que de nosotros mismos y cuando realmente creamos en nosotros más allá de poderes exógenos, realmente seremos capaces de cambiar al mundo al ser dueños de nuestro destino. Es más, me empelota la gente que va a misa los domingos a pegarse con la piedra en el pecho mientras que el resto de la semana son unos puta madre que se pasan por la raja los diez mandamientos.

Por último, odio el karaoke. Tampoco me gusta la Myriam Hernández. Y si a alguien se le ocurre colocar una canción en mi funeral, por favor, que sea “Las Puertas del Delirio” de Yes. Si no, no coloquen ninguna huevada.

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