Indignada se mostró la parlamentaria por Antofagasta, Paulina Núñez (RN) por los cuestionamientos del Presidente Gabriel Boric al ex ministro de Pinochet, Sergio Onofre Jarpa.
“No es separable el Golpe de Estado de las violaciones a los Derechos Humanos”, indicó el Presidente, para agregar que “vamos a haber crecido como sociedad si somos capaces de concordar algo mínimo: que ninguna crisis, ninguna diferencia, por muy grande que sea, justifica violentar la democracia; y violar los derechos humanos de quienes piensan distinto. No pedimos tanto, pero no pedimos menos”.
“Los caminos son más largos que lo que uno alcanza a recorrer, por eso les agradezco mucho ser parte de este homenaje a toda una generación de dirigentes y dirigentes sindicales; de luchadoras y luchadores sociales que dieron la pelea contra la dictadura; por la democracia, por los Derechos Humanos y allanaron el camino para poner fin a ese periodo tan amargo y gris de la historia de nuestra patria que se extendió por 17 años”, expresó Boric.
“Desgraciadamente, gente como Sergio Onofre Jarpa terminaron sus días impunes, pese a todas las tropelías que cometieron”, fue la crítica del Mandatario que encendió alarmas e indignación en RN. Poco después, la tienda extendió una declaración pública pidiendo que el Presidente Boric se disculpe por lo dicho.
En este contexto, la Senadora por Antofagasta, Paulina Nuñex, expresó su indignación mediante redes sociales. Según la parlamentaria, “El presidente Boric está destemplado, fuera de foco dando declaraciones desesperadas”.
Núñez endureció el tono, calificando al Presidente con duros epítetos: “Su actitud es cobarde, venir a criticar a una persona que falleció y no tiene como defenderse. Si quiere reencontrar a Chile, este no es el camino”, indicó.
Cabe destacar, que Sergio Onofre Jarpa fue uno de los fundadores de Renovación Nacional. Fue Ministro del Interior entre 1983 y 1985, periodo en el cual se cometieron violaciones a los Derechos Humanos. No obstante, también comenzó el proceso de apertura política conocida como “Primavera de Jarpa” en que se iniciaron conversaciones con algunas agrupaciones políticas para facilitar la transición a la democracia.
Por los crímenes cometidos durante su gestión, desde 1999 pesó sobre él una orden de captura internacional, dictada por el juez Baltasar Garzón.