Cuando Manuel Rojas y Pedro Araya querían subir a 80 km/h el límite de velocidad en Antofagasta

Hace un mes comenzó a regir el nuevo límite de velocidad en el país, siendo 50 km/h la máxima velocidad permitida en zonas urbanas. Una medida que busca reducir las muertes en las calles por choques y atropellos.

Una situación de la cual no es para nada ajena la ciudad de Antofagasta. Distintas manifestaciones han realizado los vecinos por las última tragedias que se han registrado en la ciudad, donde se popularizó la frase “Donde chucha está el seremi” tras el nuevo accidente fatal en Avenida Salvador Allende, como también la exigencia de un semáforo y lomos de toro en Rendic, tras la muerte de la estudiante Daniela Ahumada, mientras se dirigía al liceo Domingo Herrera. El llamado a la prudencia y a circular más lento es transversal.

No era tan así hace algunos años. Del baúl de los recuerdos recuperamos las notas de prensa con la idea que tuvo el año 2006 el entonces diputado Manuel Rojas, quien pedía aumentar de 60 a 80 kilómetros por hora la velocidad máxima de circulación en la costanera de la ciudad.

Rojas planteaba que las obras de mejoramiento en la costanera permitían pensar en un aumento en los límites de velocidad. Incluso lo conversó con el Seremi de Transportes de la época.

La idea tuvo eco en el entonces diputado Pedro Araya, que estaba de acuerdo con aumentar los límites en el sector de El Trocadero hacia el norte.

La avenida España, que une Valparaíso y Viña del Mar, tiene un límite de 80 kilómetros por hora y lo mismo pasa en la costanera de La Serena, así es que me parece una buena idea“, aseguraba el parlamentario DC a “El Mercurio de Antofagasta”. La idea de ir y volver de manera rápida al Aeropuerto para volar a Santiago y Valparaíso, generaba consenso entre los diputados.

¿Cuántas muertes “extras” se habrían producido en Antofagasta de acogerse la idea de Rojas y Araya? No lo sabemos, pero Juan Carlos Branda, el capitán de la SIAT de Carabineros de la época, ya tenía una respuesta de sentido común que terminó por echar por tierra la propuesta de los honorables.

Por cada 20 kilómetros por hora que se aumente la velocidad de un vehículo se duplica la cantidad de víctimas y la gravedad de las lesiones en caso de accidente o atropello. Una colisión frontal a 80 kilómetros por hora equivale a una caída desde un piso 11“.