Las y los ciudadanos no somos ‘lesos’, hemos visto claramente como un autoproclamado modelo político y social se ha empoderado de nuestra institucionalidad generando la sociedad de clases que hoy vemos en todo ámbito de la estructura social.
‘La unidad es signo de victoria’, una frase que por mucho tiempo ha estado en el imaginario colectivo de cualquier chilena o chileno, pero que sin duda, a pesar de su antigüedad y gran verdad escondida en ella, hoy en la coyuntura nacional cobra mayor sentido y se materializa en los movimientos social-ciudadanos que están proliferando en los principales titulares de los medios de comunicación, aunque intervenidos y sin mayor desarrollo de lo que realmente ocurre en ellos, creo que cualquier ciudadana o ciudadano no queda impávido ante tanta organización y claridad de los objetivos principales de esta convergencia social, que en su diversidad, concretiza la esperanza popular.
Una ciudadanía en pie de lucha: El sostén histórico de la organización popular
La caracterización de este movimiento no debemos darla en base a lo que solamente ocurre hoy en ciudades como Calama, La Serena, Puerto Aysén o Magallanes. Indiscutiblemente debemos remontarnos a la historia que nos da señales claras de que la organización social es la única salida a las injusticias propinadas por el gran imperio que avanza en contra de la autodeteminación y la autonomía de las sociedades en todos los aspectos de la vida social.
La dimensión histórica de los movimientos ciudadanos podemos constatarla a partir del Siglo XVI con las llamadas ‘Guerras de las comunidades de Castilla’ en la España imperialista de 1520 a 1522 (1).
Este gran movimiento social, que tiene diversas y contradictorias interpretaciones, se enmarca como un levantamiento en un principio bastante burgués, pero que luego se transmite al ‘vulgo’ de manera inminente como una directa protesta en contra del recién autoproclamado rey Carlos I y las profundas y sentidas demandas históricas de aquel pueblo que cruzaba por una transición social inédita en aquellos días del Medioevo.
En resumen, este gran movimiento burgués y popular es el referente para futuros movimientos que comenzaron a configurar el nuevo escenario socio-político de la ilustración moderna, el advenimiento del antropocentrismo (2) y la gran cuestión social que viene a derribar el paradigma mágico-religioso de la idealista Edad Media.
La ofensiva anti-neoliberal de los movimientos sociales contemporáneos
Como marxista, entiendo que la estructura social en su conjunto está condicionada por un modelo hegemónico, político, social y cultural que es el capitalismo, en su fase imperialista y su expresión post-moderna: El neoliberalismo.
Es justamente aquí donde vemos la génesis de los actuales movimientos ciudadanos que de una u otra forma, vienen a cuestionar profundamente el modelo neoliberal en Chile.
Las y los ciudadanos no somos ‘lesos’, hemos visto claramente como un autoproclamado modelo político y social se ha empoderado de nuestra institucionalidad generando la sociedad de clases que hoy vemos en todo ámbito de la estructura social.
Es en esta sociedad de clases donde la clase empresarial y tecnócrata posee la mayoría de los bienes que pertenecen al colectivo popular, se ha capitalizado el agua, la electricidad, las materias primas y todo medio de producción, junto con la mayoría de los bienes de primera necesidad que un poblado o pobladora necesita para dar el sustento a su familia o a sí misma o mismo.
De esta forma, el silencio y el letargo de la población durante los años de la dictadura y la transición al gobierno de la social-democracia de la concertación fue profundizado a través de la llamada ‘paz social’ que es rota abruptamente por las y los estudiantes en diversos períodos de movilizaciones, las mujeres y otras orgánicas sociales que vienen a nutrir la convergencia social que luego se transforma en movimiento ciudadano.
Bajo esta lógica, los movimientos ciudadanos vienen a empoderar al ciudadano y ciudadana de su rol transformador de la sociedad pero en su propio frente de lucha que luego converge con sus pares, articulando de esta manera, un gran colectivo disidente de las políticas que han oprimido al hombre por el hombre, violando los derechos humanos, la dignidad sexual en todos sus aspectos, el medioambiente, las políticas sociales en su conjunto, los pueblos originarios, etc.
Es esta disidencia la que articula la esperanza que interpreta la sociedad como su liberación total, por eso es que las y los comunistas creemos que la única salida a los conflictos sociales es a través de la gran convergencia social que se da en la ciudadanía. ¡Se consagra la ofensiva anti-neoliberal que dará paso a un gobierno de nuevo tipo! Ni concertacionista ni de la derecha golpista, más bien, es la hora del pueblo y de su dignidad como tal.
Debemos ser capaces de encontrar la estrategia de lucha más consistente a la hora de intervenir en un movimiento local, para que así, todas y todos se integren a esta causa reivindicativa, la misma que moviliza en la actualidad con gran represión y violencia a Puerto Aysén, la misma que prepara la ofensiva popular anti-neoliberal en Calama y así, como un efecto dominó, a todas las ciudades en Chile, un país que está cercenado por su historia represiva, pero que hoy se está levantando para dar paso a la democracia, la justicia y la libertad como premisas históricas que darán el verdadero desarrollo a estas ciudades, las ciudades movilizadas del siglo XXI, el Chile socialista del siglo XXI.
- [1] Wikipedia.com/movimientos sociales
- [2] Antropocentrismo: El hombre y la mujer como centro de estudio, análisis y liberación.