El Hospital Roy H. Glober de Chuquicamata era uno de los recintos de salud con más prestigio en el norte, sin embargo, tras el traslado de los habitantes del campamento a Calama, el lugar fue abandonado.
La gigantezca estructura está llena de ruidos extraños que se niegan a desaparecer y son muchas son las historias que rodean las paredes hospitalarias chuquicamatinas, siendo la más conocida, la del “Niño Fantasma”.
La leyenda dice así. Un niño llamado Jaime, llegó al hospital tras sufrir varias crisis de asma, sin embargo, al pequeño le gustaba jugar, correr y saltar, por lo que su recuperación se hizo complicada. Un día, mientras realizaba travesuras por los pasillos, cayó al suelo y murió al instante.
El pequeño se había ganado el cariño de todos los funcionarios del lugar, por lo que su inesperada muerte fue un golpe duro para todos.
Actualmente el hospital se encuentra demolido pero varios mineros aseguran que en el turno de noche, se puede ver a un niño en el lugar donde solía estar el recinto, que los saluda y les hace señas, otros aseguran que se pueden escuchar risas de niño, tal como si Jaimito aún jugara entre los pasillos.