La investigadora y doctora en Química Analítica de la Universidad de Antofagasta, Isabel Pizarro Veas, viajó a la Universidad Complutense de Madrid para analizar muestras de suelo extraídas desde el Santuario de la Naturaleza Aguada La Chimba y el Vivero UA. Los resultados evidenciaron una fuerte presencia de metales pesados que afectan directamente la vida microbiológica de los suelos y podrían haber contribuido a la desaparición de especies nativas del sector.
De acuerdo a lo señalado en Prensa UA, la investigación se centró en medir la actividad enzimática del suelo, como un indicador clave de su salud ecológica. “Lo que se estudió fue la contaminación de suelo y encontramos concentraciones de metales a niveles de partes por millón, lo que influye directamente en la degradación del suelo y su salud”, explicó la doctora Pizarro. El análisis de 10 enzimas mostró una actividad enzimática escasa, muy por debajo de lo normal en suelos no contaminados.
Los metales detectados incluyeron arsénico, plomo y mercurio, sustancias altamente tóxicas que, según la investigadora, limitan la vida de los microorganismos del suelo e inhiben la actividad microbiológica esencial para la regeneración natural de estos ecosistemas.
En el caso del Santuario Aguada La Chimba, la situación es especialmente grave. “Estos metales encontrados inhiben la actividad microbiológica, lo que indica que los suelos están muy degradados. Se trata de una contaminación heredada de antiguas faenas auríferas, que dejaron mercurio, y del uso del lugar como vertedero minero irregular y basural clandestino por parte de comunidades aledañas”, advirtió Pizarro.
Como consecuencia, se ha registrado un impacto significativo en la biodiversidad del lugar. El estudio señala que 33 especies de flora y 10 de fauna han desaparecido del área. “Es una situación muy preocupante, considerando que los humedales son espacios urbanos protegidos”, agregó.
Este trabajo se enmarca en el proyecto “Fortaleciendo la Formación de Pregrado, Postgrado e Investigación con Estándares de Calidad” (ANT 22991), financiado por el Ministerio de Educación de Chile. Una de sus principales conclusiones es la necesidad urgente de avanzar en una normativa de suelo específica y adaptada a las características del territorio nacional, especialmente en zonas afectadas históricamente por la actividad minera.