Esta jornada se cumplen 142 años desde la anexión de Antofagasta al territorio chileno, siendo desde aquel día de 1879 la capital de la región motor de nuestro país.
Desde ese día, cada 14 de febrero se celebra el día del amor, pero los antofagastinos celebran también el día de Antofagasta.
Esta jornada será diferente a la de años anteriores. No hubo colores iluminando el cielo, tampoco parejas de la mano en las calles. Una pandemia global ha afectado con mucha fuerza a nuestra ciudad y la mantiene bajo confinamiento, procurando a sus habitantes permanecer en sus casas.
Es un día de Antofagasta distinto a cualquiera que haya vivido nuestra ciudad antes, pero aún ante las dificultades sanitarias y económicas, esta tierra de esfuerzo y de valor no pierde sus características fundamentales.
Antofagasta es más que un territorio, Antofagasta es la voz de su gente. La voz de aquellos que han nacido en esta tierra y quienes la han elegido como su hogar. Hijos de nacimiento e hijos por adopción. Una comunidad que ha despertado convirtiendo a la otrora ciudad dormida en la capital de la dignidad, con justas y legítimas reivindicaciones de sus ciudadanos planteando demandas históricas de esta tierra que no dormirán nunca más.
Es momento de estar orgullosos de los habitantes de Antofagasta, especialmente de aquellos que están trabajando a diario para enfrentar esta pandemia, de aquel comerciante que no ha podido salir a llevar el sustento, de quienes levantan ollas comunes y organización vecinal, de las y los profesiones de diferentes áreas, autoridades e instituciones que aportan desde cada ámbito para poder seguir adelante, también de aquellas familias que se esfuerzan por mantener el sustento diario y cumplir con las normas sanitarias aunque ello implique alejarse temporalmente de sus seres queridos y amigos.
Es momento también de recordar a aquellos hijos de esta tierra que han partido, tanto por el virus que nos azota como por enfermedades como el cáncer, accidentes o tristes hechos de violencia. Reconfortar a quienes han perdido la esperanza y también a quienes han perdido su libertad.
Aún frente a la adversidad, la fuerza y la dignidad de sus habitantes, junto a esa mezcla de sol, desierto y mar, la pampa con atardecer de mil colores y su belleza única en el mundo e inigualable, siguen allí intactas y nos invitan a mirar con esperanza al futuro permaneciendo más unidos que nunca para enfrentar las adversidades que nos aquejan con responsabilidad, empatía y solidaridad para superar esta prueba tan difícil que ha afectado a nuestra ciudad.
De nuestra parte, en El Diario de Antofagasta renovamos nuestro compromiso de ejercer ante cualquier escenario la labor que venimos realizando desde hace ya casi 10 años como el medio digital de nuestra ciudad, informando de forma veraz, oportuna, seria y profesional, brindando voz a toda nuestra comunidad.
Te amamos Antofagasta, nuestro corazón es Antofalover, hoy como siempre. Te queremos ver de pie, sana, despierta y libre, con progreso y sustentabilidad para todas y todos, tanto hoy como para las próximas generaciones. Para ello es imprescindible redoblar los esfuerzos unidos como comunidad. Cuidemonos entre todos, respetemos las medidas sanitarias, acudamos a vacunarnos, ayudemos a quienes necesitan una mano y trabajemos juntos para que más temprano que tarde podamos conquistar unidos esa celebración pendiente. Viviremos, sobreviviremos, volveremos y venceremos. Feliz día Antofagasta.
