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Sábado 17 de Mayo del 2025 02:22

Antofagasta, la ciudad de mujeres y hombres invisibles para La Moneda

Hace décadas que Antofagasta vive un centralismo brutal disfrazado de descentralización. Se nos aplaude cuando producimos, cuando exportamos cobre, litio y energía solar. Pero cuando requerimos salud, educación, seguridad, vivienda o conectividad, se nos vuelve invisibles. Se dilatan los estudios, se aplazan los anuncios, se culpan unos a otros. Y así pasan los años, los gobiernos, las promesas.

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Cristian Reyes Herrera
Cristian Reyes Herrerahttps://www.diarioantofagasta.cl
Periodista, Licenciado en Ciencias de la Comunicación UCN. Diplomado en Estrategias para Contenido Digital UDP. Soy un #AntofaLover. Director y Fundador de DiarioAntofagasta.cl

Hace pocos días, el Presidente Gabriel Boric realizó una visita relámpago a la ciudad de Antofagasta. Una sola actividad: la inauguración de una planta de reciclaje de neumáticos mineros. Un gesto que, aunque valioso desde el punto de vista industrial, es también profundamente simbólico de cómo somos vistos desde el centro del país: como una región útil para producir, pero no para escuchar. Una región funcional, pero no ciudadana.

A solo unos kilómetros del corte de cinta se encuentra el Hospital Regional de Antofagasta. Ese mismo recinto que se inunda cuando llueve, donde los sistemas de climatización fallan y donde los pacientes mueren esperando atención. Un hospital que carga con la pesada herencia de un modelo de concesiones que prioriza contratos por sobre el bienestar, y utilidades por sobre derechos. Y sin embargo, no hubo una visita, ni una palabra espontánea del mandatario. Sólo tras la presión de gremios y actores locales, se logró una escueta declaración presidencial.

Hace décadas que Antofagasta vive un centralismo brutal disfrazado de descentralización. Se nos aplaude cuando producimos, cuando exportamos cobre, litio y energía solar. Pero cuando requerimos salud, educación, seguridad, vivienda o conectividad, se nos vuelve invisibles. Se dilatan los estudios, se aplazan los anuncios, se culpan unos a otros. Y así pasan los años, los gobiernos, las promesas.

Somos la región que más aporta al Producto Interno Bruto, pero también una donde crecen las tomas y campamentos en las quebradas de los cerros. La región donde los proyectos públicos avanzan a paso lento. La ciudad donde se anuncia un tranvía cada diez años, pero nunca se concreta.

Somos la capital de la macrozona norte, donde aún no se construye un nuevo hospital 100% público sino que con concesiones y donde el antiguo hospital —que prometía convertirse en un hospital clínico modelo— terminó con los recursos utilizados para pagar apitutados y operadores políticos. La región donde las fundaciones que prometían proyectos en apoyo a los más desposeídos terminaron convertidas en asociaciones de fraude y corrupción.

Una vez más, para La Moneda, Antofagasta es una ciudad de mujeres y hombres invisibles.

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